2 abr 2014

El lado bueno de las cosas.



El lado bueno de la lluvia, es pasar la tarde leyendo en el sillón, tapado bajo la manta, escuchando ese sonido constante que se produce cuando las gotas chocan contra el tejado. Esperando nada. Salir a la calle y poder desempolvar la gabardina que compraste, y hacer así que los días grises sean un poco más azules. Es el olor de la tierra húmeda en verano, la que queda después de la tormenta. El lado bueno de la lluvia es que se acaba, que en algún momento, antes o después, el agua cesa, las nubes desaparecen, y el sol vuelve a salir.

El lado bueno de perderse, muchas veces es no llegar nunca a tu destino y encontrar otro mejor por el camino. Es ir bien acompañado y no querer que acabe el viaje, tener excusa para pasar más tiempo contigo. Para invitarte a un café sin que se note demasiado. Alargar un trayecto sin pretenderlo, y aprovechar para explicarle al copiloto que te has perdido por su culpa. Porque no puedes dejar de mirarle, y así no hay quien se concentre, ni se aclare con el mapa. Es perder de vista el objetivo por un rato, y comprobar que aun así, la tierra sigue girando todavía.

El lado bueno de que acabe una etapa vital, es que empieza otra nueva que con suerte será más apasionante que la que se queda atrás. Es poder empezar desde cero en otro sitio, y tener la esperanza y el deseo de que lo que viene será mejor que lo que se fue. Aunque no puedas saberlo nunca con certeza. Es apostar a un caballo y esperar que resulte ganador otra vez, aunque hayas perdido la cuenta de las veces que has ganado ya en la vida. El lado bueno del final de aquello –que no tiene porqué ser necesariamente malo-, es la ilusión que supone el principio de esto.

El lado bueno de intentar buscar el lado bueno –valga la redundancia- es que, a veces, lo encuentras escondido en el lugar más insospechado. Es tener memoria selectiva, que consiste, no en olvidar lo malo, pero en recordar sólo lo bueno. Es ser capaz de ganarle la batalla al conformismo durante al menos un instante, y olvidar por un momento que el vaso no sólo no está medio vacío, sino que además está medio lleno. El lado bueno de intentar buscar el lado bueno, es vencer esa tiranía que impone la incapacidad de ser capaz de encontrar siempre, el lado bueno de las cosas.

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