El lado bueno de la lluvia, es
pasar la tarde leyendo en el sillón, tapado bajo la manta, escuchando ese
sonido constante que se produce cuando las gotas chocan contra el tejado. Esperando
nada. Salir a la calle y poder desempolvar la gabardina que compraste, y hacer
así que los días grises sean un poco más azules. Es el olor de la tierra húmeda
en verano, la que queda después de la tormenta. El lado bueno de la lluvia es
que se acaba, que en algún momento, antes o después, el agua cesa, las nubes
desaparecen, y el sol vuelve a salir.
El lado bueno de perderse, muchas
veces es no llegar nunca a tu destino y encontrar otro mejor por el camino. Es
ir bien acompañado y no querer que acabe el viaje, tener excusa para pasar más
tiempo contigo. Para invitarte a un café sin que se note demasiado. Alargar un
trayecto sin pretenderlo, y aprovechar para explicarle al copiloto que te has
perdido por su culpa. Porque no puedes dejar de mirarle, y así no hay quien se concentre, ni se
aclare con el mapa. Es perder de vista el objetivo por un
rato, y comprobar que aun así, la tierra sigue girando todavía.
El lado bueno de que acabe una
etapa vital, es que empieza otra nueva que con suerte será más apasionante que
la que se queda atrás. Es poder empezar desde cero en otro sitio, y tener la
esperanza y el deseo de que lo que viene será mejor que lo que se fue. Aunque
no puedas saberlo nunca con certeza. Es apostar a un caballo y esperar que
resulte ganador otra vez, aunque hayas perdido la cuenta de las veces que has
ganado ya en la vida. El lado bueno del final de aquello –que no tiene porqué
ser necesariamente malo-, es la ilusión que supone el principio de esto.
El lado bueno de intentar buscar
el lado bueno –valga la redundancia- es que, a veces, lo encuentras escondido
en el lugar más insospechado. Es tener memoria selectiva, que consiste, no en olvidar
lo malo, pero en recordar sólo lo bueno. Es ser capaz de ganarle la batalla al conformismo
durante al menos un instante, y olvidar por un momento que el vaso no sólo no
está medio vacío, sino que además está medio lleno. El lado bueno de intentar buscar
el lado bueno, es vencer esa tiranía que impone la incapacidad de ser capaz de
encontrar siempre, el lado bueno de las cosas.
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