22 oct 2018

La foto.


Y hoy de repente, casi sin querer, me encontré con una foto. Y allí estaba ella tumbada con la luz de la mesilla encendida, con mi camiseta gris puesta y dormida en mi cama. Sonriendo como quien sabe el final de una espera. Plácidamente despeinada. Tapada hasta la cintura y durmiendo boca arriba. Sosteniendo en su mano el puño de mi camisa, junto a su cara, para notar mi olor y sentirme presente.

Y por un instante me olvidé del olor de las casas vacías, de la tristeza de las fotos solitarias que habitan las paredes y de la soga simbólica que formaba su ropa colgada en el armario. Del regreso a Nashville en verano a una vida que ya no entendía y las ganas de dejarlo todo. Del (no tan eterno) sinsabor de la derrota.

Y sin saber muy bien por qué, miré la foto y sonreí. De repente.