3 abr 2021

El amor. O algo así.

Cuando nos conocimos el amor ya estaba inventado. Y sin embargo decidimos retorcerlo, estrujarlo hasta que se convirtió en algo maleable. Nuestro. Hicimos cálculos a ojo y nos dimos cuenta de que sí. Que en este barco de papel cabíamos los dos, aunque a ratos nos tocase achicar agua a estribor. Así que nos pusimos manos a la obra. Sin carta de navegación, sin astrolabio y sin nada. Seguimos nuestro instinto, que no siempre es el mejor, como si hubiese algo de infalible en ser valientes en el fin del mundo. Con el tiempo, tras un sinfín de horas sin silencio, nos hemos dado cuenta de que en nosotros lo uno no siempre va de la mano de lo eterno. Que eso es más bien para el resto. Y está bien. Hemos aceptado no encajar en el molde y, de paso, acordado no hacer apología del modelo; por si alguien se da cuenta de que este amor no hace pie en piscinas de teselas setenteras. En el fondo no somos más que un paso aventajado que todavía está buscando el equilibrio entre mareas. Y nos vale. Porque aunque no encajemos en la definición de amor del diccionario, hemos inventado una baraja en la que sin marcar las cartas ganamos ambos siempre la partida. Nos funciona jugar conforme a nuestras propias reglas aunque de tarde en tarde nos toque cambiarlas en medio del partido. Descubrir a golpe de palabra lo que nos convence y lo que no. Que parece fácil, pero no. A nosotros nos sirve ser conscientes de que no somos perfectos. Nos gusta aspirar a un lugar en el que tiemblen los cimientos de ese amor uno que al resto une y a nosotros a veces nos sofoca. Y no hay nada malo en no ser el tipo de la norma, ni en tratar de respirar por fuera de la escafandra una vez que hemos llegado hasta la luna. Al contrario. Ahí arriba la gravedad deja de ser una constante y la ausencia de fuerza de atracción convierte todo esto en algo menos angustioso. Más ligero. Y se agradece.

1 comentario:

  1. Pero,¡qué descubrimiento acabo de hacer!

    Y ¿Cómo puede no haber comentarios? La vida, a veces, es tan injusta como ingrata...

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