26 jun 2014

Doce veintiseises.



Ya van doce veintiseises y ni rastro de un porqué que justifique un “¿por qué no?”. No se atisba, ni queriendo, una razón por la que no hubiera que haber sido un poco más valientes. Y menos ahora que el tiempo tiene fecha de caducidad. Apenas cuatro indirectas mal tiradas a destiempo y con desgana por los dos, y en la cabeza una vez más un pensamiento: lo que pudo ser y no fue.

¿Que a qué viene todo esto? Pues a que son casi las once. Y a que ya van doce veintiseises. Y a que todavía a estas horas, si me preguntas por qué, te diré que por qué no.

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