Me olvide decir que al volver la
vista atrás, ya no quedaba nada de lo que otrora hubo: ni siquiera los
recuerdos de un pasado, en el que lo lógico y lo inteligente todavía iban de la
mano por la calle, en el que llamábamos a las cosas por su nombre, aun sabiendo
que lo nuestro era probablemente caduco, y a buen seguro indefinible.
Me olvidé decir, que hace días
que mantengo una carrera fratricida con el tiempo, y de momento va ganando él;
aun a riesgo de que el día menos pensado se le tuerza la escarpada, y pierda la
batalla contra la intrascendencia, el muy traidor.
Me olvidé decir una tarde de
verano, allá por un veintitantos de un mes que no recuerdo, que nunca quise que
te fueras más lejos de un centímetro de mí. Que aunque me olvidé decir que te
extrañaría, el estío ya ha pasado, y en esta sala no hay ni rastro del olvido.
Me olvidé decir que hoy –que ya
es un martes de marzo- todavía sigo pensando que lo triste, no sería que no
hubiese otra vida, sino que hubiese otra sin ti.
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