Ahora que un para siempre no es
más que un hasta mañana disfrazado de ojalá, que lo más seguro es que quién
sabe, y que la única certeza conocida no es más que un puede ser. Ahora que el
quizás, ya no expresa deseo sino posibilidad, y que un hasta luego no es más
que un hasta siempre cargado de nostalgia.
Ahora que el tiempo no gira al
son del segundero del reloj, y que las palabras ya no tienen doble dirección. Que
los hasta nunca no duran más que hasta mañana, y que el adiós esconde un hasta
luego, siempre y cuando el tiempo me permita respirar.
Ahora que vuelvo antes de irme, a
ese lugar en el que nunca estuve, y que el silencio puede escucharse si dejas
de hablar. Ahora que no sueño imposibles y colecciono tíckets de metro. Que
compro billetes de avión. Que olvido el pasado reciente y cruzo océanos de agua
y sal.
Ahora que los primeros aspiran a
ser segundos para poder transcurrir sin miedo por el mecanismo que hace girar
las agujas de la eternidad. Ahora que hasta las dudas dudan de sí mismas, y que
hasta la mentira rinde homenajes a regañadientes a la realidad.
Ahora, que no digo nada ya. Pero
no puedo dejar de hablar.
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