A veces escucho
en algún sitio aquello de “cualquier tiempo pasado fue mejor”, y la verdad es
que en mi caso, creo que no es así. No
reniego en absoluto de aquel yo con el que otrora compartí cuerpo, pero es
cierto que ese yo no se acerca ni de lejos al yo que poco a poco proyecto
mentalmente de mí mismo en el futuro –que se parece más a mi este yo de ahora-.
Un concepto tan simple como el de evolución, que aplicado a mi yo aquel, ha
dado con este yo actual –mi favorito hasta ahora, por cierto-.
Un mismo cuerpo
que no siempre fue igual, y una misma forma de ver las cosas que afortunadamente
fue cambiando con el tiempo. Y siempre a mejor. Un nuevo yo, más parecido al de
ahora, que no se reconoce en su yo aquel, aquel que también creyó ser mejor que
su yo anterior. Este yo –el de ahora- es un poco más consciente de sus propios
errores (no tanto de sus aciertos), y un poco más tranquilo que ese otro yo que
tiempo ha movía mis mismas piernas. Sin duda menos miedoso, y bastante más
decidido. Más valiente y menos ingenuo. Más yo de ahora, éste.
Este yo, que es
tan mí, y que escribe sobre sí mismo en tercera persona, pero que es mucho
menos egocéntrico que aquel otro yo que fue. Este yo, que se sienta de vez en
cuando a hacer introspección y valorar el cambio que ha sufrido. Que cree firmemente
que su mejor yo está por llegar aún, y que siendo este yo, aún no es demasiado
aquel yo que será. El yo futuro que quiere ser, y que cada día tengo más claro
será. Ese yo tan mío, que antes o después, ya en primera persona, acabaré
siendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario