Allí donde por
más que intento no me llega la mirada, más allá del abismo que cubre la
distancia entre los dos países que habito entre comillas, a la derecha más
inmediata –digo yo- del continente en el que estoy, en una precisa coordenada
que no alcanzo a tocar con el largo de mi brazo ni aun queriendo, concretamente
en el lugar que marca la mediatriz entre dos puntos kilométricos cualesquiera,
a ese otro lado de este lado en que me hallo de momento.
Ahí justo –a menos
de una cuarta de tu vera- quisiera despertarme yo mañana.
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