No necesito tanto, si acaso un
puente que una dos orillas, o una catapulta que me lance al otro lado los
viernes y me devuelva a éste los domingos. No pido apenas nada, tal vez días un
poco más largos y un impulso, quizás, que devuelva mis gafas a su sitio si
resbalan. Tampoco imploro que la suerte me dé nada que no crea merecer; una
dosis de ganas cuando faltan, de sueño cuando sobran. De vida. Pero sugiero,
eso sí, acabar con las horas muertas. Con las casualidades disfrazadas de
destino. Con las tardes de los miércoles alternos de septiembre. Con las
páginas impares de los libros grises. Con la lluvia si no acaba de caer. Con el
blanco y negro. Con la línea recta y con los pesimistas. Pero, sobre todo, con
los domingos por la noche.
Un placer leerte, como siempre! Acabo de ver tu comentario. Tendrás novela en castellano "Ni un gramo" en enero del 2018. Te aviso. Y un honor tenerte como lector!
ResponderEliminarSaludos,
Jèssica