14 abr 2015

123.



En la isocronía del contacto de la piel, escondido a modo de sensor, se halla la respuesta de un porqué cuya pregunta alguien ignora y yo formulo por escrito sin palabras. En el reducto menos íntimo de un momento detenido, se transmite una señal casi inaudible pero audita, embotellada cual mensaje que aparece en la orilla de la playa menos próxima. En mitad de la nada más completa, a modo de bandera que no ondea, transcurre el vacío por las vías de un tren que ya jamás pasó. En el transcurso de la aguja más pequeña del reloj, pasan las horas como días que no acaban, los segundos como minutos que no pasan; y pasa el tiempo más despacio de lo que quisiera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario